Sinfonía nº 45 en fa sostenido menor, “Sinfonía de los adioses” de J. Haydn.
Concierto para violonchelo y orquesta nº 2 en re mayor de J. Haydn.
Orquesta Sinfónica Ciudad de León “Odón Alonso”
Director: Dorel Murgu
Solista: David Martín Gutiérrez
Domingo, 11 de octubre de 2020
19:30 horas
La Orquesta Sinfónica de León «Odón Alonso» reaparece en el escenario del Auditorio de la capital, siendo una de las primeras orquestas españolas en retomar su actividad musical. Después de un parón obligado por la pandemia del Covid19 y de la suspensión de sus últimos conciertos programados, la Orquesta Sinfónica Ciudad de León «Odón Alonso» volverá a sonar en León, pero adaptada a los nuevos tiempos. Para ello la orquesta ha implementado nuevas medidas de seguridad: límite de músicos en el escenario, mamparas protectoras y mayor distancia de seguridad entre los intérpretes.
En este primer concierto de la nueva normalidad, la Orquesta Sinfónica de León retoma su programación poniendo en el escenario un concierto dedicado en su totalidad al compositor austriaco, Josep Haydn, creador de la sinfonía y del cuarteto de cuerda. Con una formación de orquesta sinfónica clásica cimentada en los instrumentos de cuerda, junto con dos oboes y dos trompas, se interpretarán dos de las obras más sugerentes y fascinantes del compositor, la Sinfonía nº 45 y el Concierto para violonchelo y orquesta nº2.
La Sinfonía nº 45 esta en línea de las obras escritas en pleno apogeo del Sturm und Drag, en tonalidad menor, con continuos contrastes dinámicos en la que se combinan magistralmente los registros de lo violento y lo sensible. Fechada en el año 1772, la obra esta estructurada en cuatro movimientos. Un primer allegro con una construcción insólita con una única melodía, al que le sigue un adagio de música contemplativa, con una especie de felicidad grave, nada divertida. Le sigue, un tercer movimiento, menuetto más luminoso que los anteriores en el que se utilizan melodías de la liturgia que recuerda al canto gregoriano.
El final de esta sinfonía, Finale: presto, es único en la historia. Después del explosivo allegro con el que comienza el movimiento, se presenta un inesperado adagio en el que poco a poco los músicos dejan de tocar y salen de la sala, hasta que esta queda vacía. Fue la primera reivindicación laboral de músicos profesionales. El príncipe Nicolás Esterházy pasaba la temporada estival en su palacio fuera de Viena acompañado de sus empleados, entre los que se encontraban los músicos y el propio Haydn. En 1772 Nicolás alargó su estancia veraniega retrasando el regreso a la capital lo que provocaba que los músicos no pudieran estar con sus familias. Haydn, con su particular sentido del humor, decidió componer esta sinfonía en la que, en este último movimiento, los músicos van “despidiendo”, levantándose, apagando la vela de su atril y abandonando la orquesta. La historia cuenta que cuando se iban ya los últimos dos violines dijo el príncipe: “Bueno, si todos se van, igual nosotros también deberíamos irnos”. Al día siguiente partieron para Viena.
La segunda obra que podremos escuchar será el Concierto para violonchelo y orquesta nº 2. Como solista contaremos con el joven instrumentista leonés David Martín Gutiérrez. La pieza fue compuesta en 1793 para el violonchelista Anton Kraft miembro de la orquesta del príncipe. Esta integrado por tres movimientos: Allegro moderato, Adagio y Rondó-Allegro. Obra de extrema dificultad, requiere un elevado dominio técnico y musical por parte del solista. El concierto posee un claro estilo mozartiano. Un primer movimiento en forma sonata en el que se aprecia una multitud de temas. El Adagio es de carácter lento y pensativo con pasajes melódicos en la parte solista. El último movimiento es un allegro, en forma de rondó, de gran ímpetu y alegría con un fuerte sabor popular.